Se escucha seguido que el año 2020 es un año para el olvido, que ojalá nunca hubiera existido, y que por favor llegara luego el 2021. ¿Fue realmente un año perdido?
Sería absurdo no reconocer que fue un año difícil. Hace décadas que no vivíamos como sociedad una situación así. Es que fueron más de 40 años de “relativa” tranquilidad (relativa porque nuestro país nos tiene acostumbrados a sorprendernos con eventos de tanto a tanto, de los cuales siempre hemos salido fortalecidos).
Los acontecimientos de octubre de 2019 y luego el Covid marcaron el paso de cómo debimos recorrer el 2020, y probablemente seguirán siendo elementos centrales en al menos este 2021.
La pérdida de miles de vidas humanas será por lejos lo más doloroso que nos tocó enfrentar. Algunos lo vivieron de cerca con la pérdida de familiares o compañeros de trabajo. Otros lo vieron de lejos pero siempre con la incertidumbre que en cualquier momento la enfermedad podía llevarse a alguien cercano: el miedo a perder a un ser querido fue seguramente el sentimiento del cual más tuvimos que hacernos cargo durante el 2020.
En este escenario, parecía que la empresa pasaba a segundo plano. Creo que este es el primer gran aprendizaje del 2020: la familia y la empresa siguen siendo el núcleo central de nuestra sociedad. Es donde buscamos refugio cuando enfrentamos un problema, y es donde compartimos nuestros éxitos y nuestras frustraciones.
Claro que fue un desafío enorme para las empresas. Reconocer que su rol va mucho más allá de un simple contrato entre las partes – como muchos suelen referirse a la relación entre trabajador y empleador – y asumir el doble liderazgo de por una parte contribuir al cuidado de quienes trabajan en cada empresa y sus familias, y al mismo tiempo continuar con la labor propia de la empresa y así seguir aportando al crecimiento de nuestro país.
Nuestra industria en particular debió asumir el gran desafío de mantener su operación a pesar de todas las dificultades. Nuestros animales requieren ser cuidados las 24 horas del día, los 365 días del año. Ellos no respetan toques de queda ni cuarentenas: deben ser alimentados y cuidados todos los días para que después la población pueda contar con un alimento sano y seguro. En conjunto con las autoridades diseñamos protocolos y reglamentos que permitieron cumplir con ambos objetivos: cuidar la salud de quienes trabajan en la industria y mantener nuestra operación productiva. Y lo logramos.
Es que además el esfuerzo de años, tanto de la industria como de las autoridades en la apertura y mantención de mercados, así como en el cuidado y protección de nuestro patrimonio sanitario, fue recompensado durante 2020. Si bien la demanda se vio afectada producto del avance del Covid y de los confinamientos, esto no fue simultáneo en todos los países, lo cual permitió a la industria poder reaccionar y redestinar productos a los mercados que no estaban siendo tan afectados. La estrategia tuvo su recompensa y finalmente el 2020 logramos no solo mantener nuestra producción y venta, sino que gracias a un aumento en los precios de la carne de cerdo en China, las exportaciones de carne de Chile alcanzaron los USD1,365,000 millones.
El 2021 no será fácil. Si bien la vacuna entrega una esperanza de recuperación para el segundo semestre, deberemos enfrentar un escenario semejante a lo que vivimos el 2020, en donde la resiliencia de las empresas será puesta a prueba otra vez. Para esto, debemos ser fieles a la estrategia que siempre hemos definido: Producir con los más altos estándares de bioseguridad de manera de lograr productos sanos e inocuos.
Los grandes desafíos serán continuar trabajando en conjunto con nuestras autoridades de manera de darles seguridad a nuestros consumidores en Chile y el mundo. Mantener y profundizar los acuerdos económicos con terceros países y así continuar accediendo a los mercados internacionales en condiciones favorables y que nos permitan seguir siendo competitivos con otros países productores. Y por último, esforzarnos para seguir desarrollando una industria productora y exportadora de carnes sustentable y de clase mundial, que contribuye en el desarrollo de Chile y su gente.
Juan Carlos Domínguez, Presidente de la Asociación de Exportadores de Carnes de Chile, ChileCarne