ChileCarne, organismo que agrupa y representa a los principales exportadores de la industria y ASPROCER que representa a los productores de cerdo que se ubican desde la Región Metropolitana hasta la Araucanía, avanzan hace más de dos décadas en el desafío de la gestión del recurso hídrico en los diversos procesos. Con presencia en nueve de las principales cuencas del país, cada una de ellas presenta diversas realidades y restricciones respecto al uso, tratamiento y disposición de agua. El desafío ha ido desde cuantificar usos, reducir y ser más eficientes, hasta recircular y devolver nuevamente al sistema el agua utilizada, logrando hoy en día llegar a un gasto efectivo del 50% de lo extraído.
Para el sector productor de carnes blancas, aves y cerdo, el agua es un recurso imprescindible, tanto en las necesidades vitales de los animales, como en los procesos industriales, refrigeración de las instalaciones y limpieza, higiene de los trabajadores y desinfección. Es por esto, que desde hace más de 20 años el sector decidió comenzar a realizar un balance de su propio consumo de agua, detallando volúmenes y fuentes de uso, para luego enfocarse en su gestión, tratamiento y redistribución. Estas gestiones, en cifras concretas, implican que en los últimos 10 años la industria de las carnes blancas utiliza un 55% menos de agua por kilo de carne producida. Es decir, si en 2011 el consumo de agua era de 11,366 litros de agua por kilo de carne, hoy corresponde a 5,09 litros de agua por kilo de carne.
“A partir de 1999, año en que el sector firmó su primer acuerdo de producción limpia, se puso un acento sobre el cuidado del agua y desde entonces, la preocupación de los productores comenzó a avanzar hacia la sustentabilidad. Empezó una conciencia real y gestión en todos los planteles. En limpieza, se cambió la manguera tradicional por hidrolavadoras, buscando la eficiencia. A nivel de pabellones y a nivel de granja, se hizo todo un cambio tecnológico para los chupetes de los bebedores. De los tradicionales, se pasó a otros más tecnológicos que permiten evitar al máximo la pérdida de agua y que ayudan a mantener secas las camas de los animales, existiendo menos requerimientos de limpieza en ese punto. Luego empezó la cuantificación, con el objetivo de saber cuánta agua estamos gastando realmente para limpiar o realizar un determinado proceso, en todo lo cual nos fuimos adaptando a tecnologías mejores”, señala Daniela Álvarez, Gerente de Sostenibilidad de ChileCarne.
En Chile, según el Primer Informe de la Mesa del Agua del Ministerio de Obras Públicas de 2020, el consumo de agua ha aumentado en los últimos años, producto del crecimiento demográfico y económico del país. Las extracciones de agua ascienden a 4.900 m3/s, equivalentes a 166 mil millones de m3/año. El sector agrícola es el mayor usuario de agua consuntiva en Chile con un 72%, seguido por el agua potable, consumo industrial y uso minero, con el 12%, 7% y 4%, respectivamente. El consumo restante está asociado en un 0,7% al sector pecuario y 4,5% al uso consuntivo en generación eléctrica.
Para llegar a las 576.000 toneladas de carne de cerdo que se producen anualmente en Chile, se extraen hoy de la cuenca un total de 8 millones de m3 de agua (87% subterránea, 12% superficial, 1% red de agua potable), sin embargo, sólo 4 millones de m3 se gastan efectivamente en la producción de carne (equivalentes a un 50% de lo extraído). El 50% restante es usado como agua de limpieza principalmente en los procesos, los cuales son posteriormente ingresados a plantas de tratamiento avanzadas y una fracción es devuelta a las cuencas, a través de procesos de economía circular, lo cual adicionalmente ha permitido fertilizar 5 mil hectáreas de maíz al año, que vuelve al proceso como alimento para los mismos cerdos. Otra parte de estas aguas tratadas es recirculada en los mismos planteles en el proceso de lavado de pabellones.
En el caso de las aves, el consumo de agua o extracción es menor, debido a que estas se crían sobre camas de aserrín, entonces el uso de agua para la limpieza de los pabellones de crianza es mínimo y sólo se realiza cuando termina un ciclo con equipos nebulizadores (agua en forma de neblina), lo cual es muy eficiente. A la vez, las plantas procesadoras también cuentan con tecnología de punta para el tratamiento y su utilización posterior en riego, o devolución a cursos de agua superficiales o subterráneos para su uso posterior.
“El foco en los últimos 10 años ha sido la recirculación, ya sea en los campos, como fertilizante, como riego o como hidratación para los cultivos; y en la reutilización del agua en otros procesos de limpieza dentro de los mismos procesos productivos. Hoy día tenemos planteles que están trabajando con menos de la mitad del agua que hace un par de años, ahorrando un 60% del agua. Es por esto por lo que tenemos números bastante buenos en eficiencia del uso y reutilización”, comenta la ejecutiva.
Cabe destacar, que todo el proceso de reducción en el consumo del agua siempre ha sido acompañado a nivel de asociación tanto por Asprocer como por ChileCarne, asegurando acuerdos de producción limpia y sustentabilidad para la industria. “Siempre han sido las asociaciones gremiales las que están buscando las posibles acciones para mejorar. Muchas veces es una empresa en particular la que implementa buenas acciones y nosotros tenemos el deber de replicar en el resto. Que las mejoras no queden encapsuladas es también nuestro rol. Las empresas tienen muchas veces desafíos y desarrollos propios, pero que se replique en las otras es el rol que nosotros vamos tomando con paneles de expertos, mostrando experiencias positivas con relación a distintas tecnologías y manejos”, comenta Daniela Álvarez.
En la actualidad estos desafíos son mucho más fáciles de abordar y de resolver a través del Programa Chile Origen Consciente, que estandariza las mejores prácticas para los diferentes sectores productivos y permite a productores y empresas certificar el cumplimiento de todos los requisitos en materia ambiental, económica y social. A su vez, utilizando la plataforma disponible, los productores pueden evaluar su nivel de cumplimiento respecto de exigencias específicas que puedan establecer proveedores u otros mercados. “En un mundo donde la sostenibilidad tiene múltiples componentes y aristas, este desarrollo es un tremendo y orientador avance para productores y consumidores a nivel global”, concluye la Gerente de Sostenibilidad de ChileCarne.