En un contexto marcado por desafíos significativos, la industria porcina global enfrenta un 2024 de ajustes. El reciente informe de Rabobank del primer trimestre del año pone de manifiesto una ralentización en la producción, aunque con una demanda que se mantiene firme. Este panorama tiene implicancias directas en la economía y en el sector agrícola, tanto a nivel internacional como en el mercado chileno.
El análisis de Rabobank destaca una tendencia hacia la contracción de la crianza de cerdos en importantes regiones productoras, lo que se traducirá en una disminución o estancamiento de la producción durante el presente año. Factores como la presión de las enfermedades se suman a los retos ya existentes, generando un escenario complejo para los productores.
No obstante, el informe señala un aspecto positivo: la reducción en los precios de los piensos, gracias a la baja en los costos del maíz y la soya, lo que podría aliviar en parte las cargas financieras de los productores. Además, el consumo de carne de cerdo parece resistir bien, ubicándose como una opción preferida por los consumidores frente a otras proteínas animales, a pesar de las presiones inflacionarias.
A nivel local, Chile muestra cifras alentadoras dentro de este contexto global desafiante. Según datos de ChileCarne sobre el cierre de año 2023, la producción de carne de cerdo chilena alcanzó las 583 mil toneladas, registrando un crecimiento del 1,1% respecto al año anterior. La fortaleza del sector se refleja también en las cifras de exportación, con 297 mil toneladas vara de carne de cerdo enviadas al extranjero, generando ingresos por $743 millones de dólares estadounidenses.
En palabras del Presidente de ChileCarne, Juan Carlos Domínguez: «A pesar de los desafíos globales, el sector porcino chileno sigue demostrando su capacidad de adaptación y competitividad. Las cifras de exportación, especialmente hacia mercados clave como China, Corea del Sur y Japón, son un testimonio de la calidad y la demanda de nuestro producto».
Este escenario plantea tanto desafíos como oportunidades para el sector porcino. La adaptación a las nuevas realidades del mercado, la innovación en prácticas de producción y la apertura a mercados emergentes serán clave para navegar este 2024. Con un enfoque estratégico y una visión de sostenibilidad, el sector porcino puede superar los obstáculos presentes y futuros, fortaleciendo su posición en el mercado global y contribuyendo al desarrollo económico del país.