En entrevista con ChileCarne, el doctor José Manuel Sánchez-Vizcaíno, titular del proyecto VACDIVA -responsable del desarrollo de una vacuna para la Peste Porcina Africana- y catedrático de Sanidad Animal de la Facultad de Veterinaria de la UCM, realizó un exhaustivo análisis sobre la situación mundial actual de la peste porcina africana (PPA), entregando ejemplos muy valiosos así como recomendaciones en cuanto a su prevención y enfatizando en la importancia de contar con un sistema mixto de vigilancia en Chile, que permita mantener control sobre ciertas zonas en particular en el contagio y propagación de esta.
“Detectar un brote antes de que se produzca, con la mayor rapidez y el menor coste posible con los métodos tradicionales de vigilancia debe ser nuestro objetivo”, dijo. “Lo ideal es un mix entre la vigilancia sindrómica y activa para la zona productiva del siglo XXI, donde la unión de veterinarios oficiales y privados puede ser exitosa. Esto no se puede aplicar en todo el mundo, pero yo sí sé que se puede implementar en la zona importante de producción porcina chilena. En las granjas de traspatio donde la seguridad es baja, donde no hay profesionales que estén formados, donde hay mucho trapicheo entre cualquier posibilidad de cualquier cosa, donde hay mucha alimentación basada en basurales, zonas fronterizas, ahí tenemos que hacer una vigilancia activa con personal que conoce a la gente. Y hacer un mix entre las dos”. Se trató del mensaje central entregado.
Al hablar de zona productiva del siglo XXI se refería a que en Chile hay escenarios epidemiológicos muy diferentes en la zona norte, centro y sur. “La zona norte vive una bioseguridad y un sistema de producción digamos que del siglo XXI -dijo-, pero en otras zonas está mucho más retrasado todo. Y en este sentido debemos tener en cuenta que nos da igual donde se produzca un foco. El 70% de la producción de carne de cerdo de Chile es exportada y a países que no aceptan la regionalización como Japón, Corea del Sur, China y Rusia. Es decir, que ante el ingreso de la PPA todos sufrirían, por eso la vigilancia es vital. Estratégicamente, a nivel global, es muy importante para los países no perder su estatus de exportación, así, se debe seguir vigilando para mantenerlo”, explicó.
Situación de la PPA en el mundo y en Chile
El escenario de esta pandemia que afecta a jabalíes y cerdos no es para nada alentadora. Sánchez Vizcaíno indicó que la situación ha empeorado. “En África sobre todo – dijo-. En Europa un país más ha caído: Grecia; ya no son tres continentes, ahora son cuatro, ya que en Oceanía está avanzando. Estamos en un escenario en que ya un 78% de la población porcina mundial está afectada. En Asia varios países ya la tienen, ha avanzado en India, ha sido el último junto con Papúa Nueva Guinea en lo que llevamos de 2020. Si la peste no para, la situación será aún más compleja”, dijo.
Señaló que en Chile, teniendo en cuenta las posibles vías de entrada, siempre debe mantenerse mucha vigilancia, porque podrían ingresar alimentos contaminados. “Al estar Asia tan infectada y al ser ellos una buena fuente de productos alimenticios y de llenar puertos y barcos con sus cargas, hay mucho potencial alimento contaminado que está circulando por el mundo y también hacia Chile”, dijo.
La situación de los países asiáticos es especialmente compleja, “primero, ya que no hay compensación a los ganaderos que tienen la enfermedad, hay explotaciones muy grandes y otras que son pequeñas pero son familiares y nadie está dispuesto a perder. Por lo cual, la mayoría de los animales infectados pasan desde mataderos a venta directa y así hay mucha carne contaminada. Por eso hay que tener cuidado con los alimentos, con la basura; los residuos alimenticios son importantes no sólo porque pueden ser dados a granjas -sobre todo a granjas familiares o de traspatio- sino también porque pueden llegar a zonas de picnic, etc, y puedan pasar a los jabalíes”, indicó.
Situando este escenario en la realidad local, dijo: “Ya sabemos que Chile es un país tremendamente importador. Hay alrededor de 22 empresas que están importando carne y otros insumos. Esto siempre tiene que estar en nuestra mente. El aeropuerto de Santiago está muy bien controlado, pero los puertos sobre todo los industriales más que los de turistas -porque los turistas tienen una vigilancia que es seria-, deben ser los que más nos sigan preocupando y luego las dos zonas fronterizas, tanto la zona norte como la zona sur. Y lo tercero que no podemos olvidar es que en algunas zonas en Chile no hay compensación, la no compensación en ganadería, se ha demostrado que es un incentivo al movimiento ilegal de ganado, con lo cual este tema hay que tenerlo en cuenta cuando hablemos de la vigilancia y por ejemplo, de la situación que ahora mismo vivimos con el COVID-19”.
Ir un paso adelante y tener programas de regionalización
Dependiendo de dónde pueda producirse la enfermedad o el primer foco, Sánchez Vizcaíno señaló que el estar preparados y tener programas de regionalización son dos temas muy importantes. “Las zonas de potencial riesgo son la frontera norte y sur, así como puertos y aeropuertos -dijo-. En el aeropuerto de Santiago, el SAG ha hecho un excelente trabajo. Teniendo en cuenta que la zona productiva del centro de Chile es donde realmente está todo el sistema productivo porcino del país, es que hay que montar dos sistemas de vigilancia diferentes”, especificó.
Una correcta vigilancia supone una toma continua de datos, de información que posibilita la monitorización permanente del estado sanitario de una población y los factores de riesgo a los que está expuesto. “Esta vigilancia permite la detección temprana de la infección (no de la enfermedad); la idea es ir un paso adelante, es intentar detectar la infección, que los primeros animales que pueden tenerla sean analizados, antes de que se instaure la enfermedad si es posible en esa misma granja. Se trata de la mejor herramienta que tenemos en medicina preventiva: la vigilancia. Para lograrla, tenemos un gran sistema implementado en Chile en cuanto a monitorización y a bioseguridad”, dijo. “Porque no es lo mismo que Chile tenga una granja infectada, lo cual se puede controlar de una manera rápida, a que no hayamos detectado la enfermedad en esa granja y de ahí, con todos los movimientos, se nos transforme en 7, 10 o 14 zonas infectadas, como pasó hace poco en Corea. Eso es tremendo porque ya requiere de otro sistema y otra forma de recuperación, sin duda mucho más lenta. Por eso es tan importante esa detección temprana en granjas”, explicó.
Profundizando al respecto, señaló: “La vigilancia y un buen plan de contingencia son la clave.
Cuando un país se infecta, en principio se cierra a la exportación abierta. Es la herida inmediata de la infección. Cuando has perdido el estatus de país libre, con lo cual haces una pérdida del valor del porcino, las exportaciones ya van a valer menos y se van a limitar en el caso de que se consigan. De momento, se perdería el 35% de los kilos de producción y luego queda la parte noble, pero también termina por perder valor. Se tendrá que negociar, siempre a la baja y siempre con muchas dificultades.
Hay países que no aceptan la regionalización o que la aceptan con unos precios mucho más bajos y una devaluación del precio.
Trabajadores y turistas es el gran problema que tiene la Peste Porcina Africana; la sangre y su capacidad de resistencia, eso hace que en los tiempos de verano se piense en otro marcador como la mosca y los basurales. Dos temas que es importante recordar, porque el virus es tremendamente resistente entonces hay que estar muy vigilante sobre todo si la vida silvestre se contamina”.
Sistema de vigilancia mixta se adecua perfectamente a Chile
“El sistema mixto es un activo-pasivo en cuanto a vigilancia. La vigilancia activa está basada en que podamos adelantarnos a que alguien nos esté ocultando un problema. Es decir, es detectar cuáles son las enfermedades de riesgo e intentar intensificar nuestra visita y nuestras tomas de muestra. Evidentemente tenemos dos diferentes escenarios, entonces un escenario como es el de la vigilancia activa en sistemas de baja bioseguridad, sistemas fronterizos, sistemas de granjas familiares, de basurales; no podemos permitir que esa gente nos vaya a llamar cuando tenga un problema, porque ellos normalmente tienen mortalidad”, explicó Sánchez Vizcaíno.
Y enfatizó: “Ahí el único remedio que tenemos, la única solución es que los técnicos del SAG puedan hacer una presión sobre esas zonas, consideradas de riesgo. Si tenemos vigilancia activa, nos enteramos a través de las conversaciones con los ganaderos. Por esto, debemos dejarla en manos de la gente que conoce esas zonas, que lleva muchos años trabajando en diferentes regiones; hay que darles más capacidad de visita y capacidad de muestreo basado en PCR, no en anticuerpos. Los anticuerpos tienen un retraso de varios días.
Esta vigilancia activa debe fundamentalmente dedicarse en las zonas de alto riesgo, en las zonas no industriales”.
“Luego, está la vigilancia pasiva, es aquí donde yo creo que debido a la enorme profesionalización que tiene Chile en el aspecto más importante de la industria porcina que es el conocimiento de los veterinarios y los buenos sistemas productivos, es que esta la pueden hacer los actores de la industria. Cuando se trata de un problema que no sea el habitual o que tengan sospechas de que hay algo diferente, podemos contar con la detección temprana en un buen entrenamiento de vuestra gente y de la formación actual, buena información sindrómica y de detección temprana, con un SAG muy atento y un laboratorio abierto las 24 horas”.[:]