En entrevista con ChileCarne, el Dr. Esteban Abad, jefe de Laboratorio de Dioxinas del Departamento de Química Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) en Barcelona, España, uno de los laboratorios de referencia en Europa, y experto internacional en el área para las Naciones Unidas y Europa, se refirió a los principales desafíos que tiene hoy la industria chilena de las carnes blancas en relación al control de dioxinas y a los programas de vigilancia vigentes, y entregó información actualizada acerca de los análisis e interpretación de resultados acerca de estos contaminantes ambientales que pertenecen a un grupo de productos químicos peligrosos- mediante los requisitos más exigentes a nivel mundial que son los europeos. Durante la conversación enfatizó en que quería entregar dos mensajes claros y directos: “Uno, que estén tranquilos porque la industria chilena de las carnes blancas está haciendo un trabajo duro para que no existan problemas y el segundo, tiene que existir una inquietud por no bajar la guardia. Ambas acciones deben estar balanceadas”.
- Las Dioxinas son unos contaminantes muy relevantes a nivel mundial y sobre todo para Europa. Al respecto ¿Cuáles considera que son los principales desafíos de la industria pecuaria chilena para generar alimentos que cumplan con la normativa?
Yo creo que a nivel general la industria chilena está en un buen nivel. Desgraciadamente, lo consiguió porque tuvo una experiencia que no fue tan agradable, entonces no le ha tocado más remedio que adaptarse a las circunstancias e implementar planes de vigilancia muy importantes en relación a la presencia de estos contaminantes en la cadena de producción de alimentos y se ha obligado a ponerse en la cuota más alta de vigilancia. Desde ese punto de vista, una de las cosas que se les debe exigir es que no bajen la guardia en ningún momento. En el caso de las dioxinas, está claro que las estrategias que se relajan siempre han dado lugar, más pronto que tarde, a problemas. En ese sentido, desde el año 1999, siempre ha habido un continuo nivel de estudios, nuevas matrices, nuevas sustancias y todo está en continua revisión y discusión permanente.
- ¿Esos niveles en los cuáles ustedes están son extrapolables a los países sudamericanos?
Es extrapolable a todos los países, debe ser así. De hecho, yo creo que en estos momentos el marco regulatorio europeo es una referencia, un espejo y yo creo que no hay un marco tan exigente como este, ni siquiera el estadounidense ni canadiense, sin duda pueden igualarse en algunos aspectos, porque hay un espejo del uno hacia el otro, pero no son superiores. Europa está un paso por delante en esta materia.
- Y según su percepción, ¿en qué nivel está Chile con respecto a otros países?
Chile tiene una posición privilegiada por el área geográfica en que se ubica, y está en un muy buen nivel comparativamente dentro del Cono Sur.
- En base a su experiencia internacional, ¿Cómo posiciona a nuestro país y en específico a Chilecarne en el marco del control de Dioxinas?
Lo que he visto es que tienen un buen programa de vigilancia, en general hay que ponerle cota en cuanto a la producción de carne y lo que se vigila. Al final si vigilas cada animal, no sería sostenible. De todas formas, con las limitaciones que tienen todos los programas -porque al final las empresas deben producir- se cuenta con un proyecto ambicioso, muy bien organizado y muy bien estructurado, fruto además de las experiencias buenas y malas.
- ¿Ha habido cambios en relación a los años anteriores? ¿Esto va perfeccionándose?
Sí, yo creo que sí, además siempre ha habido un continuo interés en crecer y progresar. No me cabe la menor duda y los problemas pueden venir de donde menos te lo esperes, pero no será por falta de atención en el caso de Chile.
- ¿Qué nos puede relatar con respecto a innovaciones que han surgido en el campo de cómo mantener controladas a las Dioxinas?
Dos innovaciones; una ya la he mencionado y es muy clara, no es nada original, que es evitar la relajación a toda costa. No puedes perseverar ni perder la atención en cuanto a las funciones, se refiere a cualquier matriz donde se corrobore un análisis. Y el otro tema fundamental, yo creo que son los procesos nuevos que se van a incorporar, nuevas sustancias, eso viene seguro, tiene que haber un crecimiento en esa línea y si aparecen productos nuevos tienen que ser incorporados a esta cadena de vigilancia.
- En su Presentación para el webinar convocado por Chilecarne: “Actualización e interpretación de informes de dioxinas por metodología alta resolución (HRGC- HRMS)”, relató lo ocurrido en algunos episodios complejos de contaminación que se dieron a comienzos del 2000 y después, ¿Qué recomendaciones generales daría al sector de las carnes blancas en Chile -pensando en las exposiciones de piensos y de carne de cerdo y ave- para continuar manteniéndose dentro del marco regulatorio?
Cuando estamos hablando de alimentación animal, siempre hablamos de un producto que es la suma de diferentes ingredientes, que van en continuo desarrollo y evolución, van apareciendo nuevos y van desapareciendo otros que provienen de diferentes procesos. Ninguno de ellos puede escaparse del control, ninguno por poca proporción o participación en el producto final que tenga. Eso no sirve, esa estrategia no es válida. Y eso es lo que hay que tener en consideración creo yo.
- Respecto a lo que viene a mediano y largo plazo ¿Cuáles considera que podrían ser los temas que marcarán tendencia en el marco regulatorio de Europa?
Claramente la incorporación de nuevas sustancias, esto viene pegando fuerte, yo creo que aparecerán nuevas familias de sustancias que ya han suscitado interés en la comunidad científica, y a partir de un cierto momento se hará una transferencia a la comunidad administrativa, serán los legisladores quienes las incorporarán en el marco regulatorio, quienes tendrán que acabar poniendo límites pero es seguro que habrá un aumento de las familias de sustancias a controlar.
Cabe destacar que previo a la realización de esta entrevista, durante su exposición en el webinar citado, se refirió a la actual interpretación de los informes de dioxinas y explicó que esta ha ido progresando durante los últimos 20 años luego de la denominada: “Crisis de los pollos belgas”, momento en el que comenzó a implementarse en todo el mundo -principalmente en Europa- un seguimiento exhaustivo a estos contaminantes. Frente a esta situación, y como consecuencia de ello, a nivel global se creó el Convenio de Estocolmo, un acuerdo que está formado por más de 150 países en los cuales se lucha contra los efectos perniciosos de los contaminantes en el medioambiente y en la salud de los seres humanos. Fue entonces cuando se pusieron límites máximos a las emisiones de estas fuentes, los cuales debían contener algunos alimentos destinados al consumo animal y otros destinados al consumo humano directamente. Pero no sólo se hacía un esfuerzo en poner límites en el sentido práctico, sino que además se definieron los procedimientos que se utilizan para realizar un control oficial. “Lo que se tenía que definir era cuáles iban a ser las pautas o el esquema analítico que tenían que tener los laboratorios para poder elaborar un informe de acuerdo a las pautas oficiales de dioxinas y PCB´s”, explicó.
Señaló que hoy hay dos tipos de reglamentos distintos: el que se refiere a productos alimenticios y el que supervisa la alimentación animal. También dijo que son los laboratorios los que deben validar sus metodologías analíticas demostrando su buen funcionamiento.