El Día Mundial del Agua fue proclamado por la ONU en 1992 cuando se celebró en Río de Janeiro la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, sin embargo en 1993 comenzó a conmemorarse oficialmente en todo el mundo. Este año el lema de la campaña que impulsa la ONU es: “La valorización del Agua” por medio del cual se busca concientizar acerca del valor ambiental, social, empresarial y cultural que la población del planeta le da a este recurso vital.
En el sector industrial chileno, la producción de carnes blancas es, en términos generales, poco intensiva en el uso del recurso hídrico, comparándola con otras grandes industrias como la agricultura y la minería, sin embargo, igualmente requiere de un abastecimiento constante. “En los últimos 20 años la producción de pollos, pavos y cerdos se ha vuelto altamente eficiente. Se han realizado importantes inversiones en estos tres sectores para mejorar la eficiencia en el uso del agua y también en sistemas de tratamiento avanzados, que permiten tratar, recircular y devolver el agua al ecosistema”, destaca Daniela Álvarez, jefa de Sostenibilidad de la Asociación de Exportadores de Carnes de Chile, ChileCarne.
De acuerdo a cifras del Ministerio de Medio Ambiente de Chile, la economía circular -que se basa en muchos aspectos en el uso eficiente del agua- permite en materia medioambiental, reducciones de un 33% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel país, en lo social implica múltiples beneficios por nuevos empleos relacionados con el reciclaje y nuevas tecnologías, y en lo económico, representa ahorros de entre 3% y 4% del PIB nacional.
En el sector agropecuario existen oportunidades importantes para la economía circular, con la mejora continua de los tratamientos de guanos y purines orientados a la producción de fertilizantes organominerales para la agricultura, esto quiere decir que junto con realizar un importante reciclaje de nutrientes como: nitrógeno, fósforo y potasio entre otros elementos, se contribuye a la recuperación de la materia orgánica de los suelos y de agua, con ello, de manera positiva al equilibrio de los ecosistemas. Por otra parte, se generan energías renovables y se mitiga de manera importante la generación de gases de efecto invernadero.
Iniciativas de la industria que promueven el uso eficiente del agua
Uno de los activos de la economía circular más implementados actualmente por las empresas del rubro porcino es el fertirriego, consistente en mezclar purines de cerdos con agua de riego y utilizar dicha mezcla como fertilizante. Las ventajas son la incorporación al suelo macro y miocronutrientes como nitrógeno, fósforo, potasio, magnesio, calcio, etc, pero además, entregar materia orgánica clave para mejorar la calidad de los suelos y su estructura.
Las empresas productoras de cerdos en Chile, potenciado su vínculo con las comunidades de los sectores donde se encuentran, han implementado sistemas de distribución para este valioso fertilizante en un modelo colaborativo con los agricultores, vecinos de dichos sectores, los cuales se ven beneficiados con la posibilidad de fertirrigar sus campos.
Actualmente, el 100% de los purines generados son utilizados en fertirriego y distribuidos en campos propios y a los agricultores de comunidades vecinas y de campos adyacentes a las explotaciones ganaderas. Esta medida es de gran ayuda a la producción agrícola porque aunque se aporta con hidratación a los cultivos, el mayor valor está en el aporte de materia orgánica y nutrientes que permiten mejorar la fertilidad y un sin número de propiedades cómo por ejemplo la retención de humedad, clave para que los cultivos soporten de mejor manera el estrés hídrico.
Según Daniela Álvarez de ChileCarne, “un 76% de los porcinos en Chile posee tecnologías de tratamiento de purines de punta, cómo plantas de lodos activados, biodigestores o lombrifiltros, lo que permite la recirculación de caudales en el proceso y con ello, mayores eficiencias en el uso del agua”.
Por su parte, la producción de aves es aún más eficiente en el uso de agua, debido a que estas se crían sobre camas de viruta de madera o aserrín, no se utiliza agua para el aseo diario de los pabellones a diferencia de la producción porcina. Es así que, la producción de broilers a nivel nacional consume aproximadamente 1,8 millones de m3 de agua al año, cantidad equivalente a la que se requiere para regar 360 hectáreas de maíz y aunque ya es poco, igualmente se continúa trabajando de forma permanente en mejorar la gestión. En el caso de las plantas de faena, toda el agua consumida es tratada y devuelta a los cursos superficiales o al acuífero, para ser utilizada posteriormente. Una fracción menor es utilizada en riego.