La palabra “bioseguridad” se ha convertido en trending topic en nuestra industria en los últimos meses, producto de la llegada del virus de influenza aviar de alta patogenicidad ingresado al país por las aves migratorias, que primero afectó las aves silvestres, luego a las aves de traspatio para finalmente en marzo comenzar a afectar granjas de producción tanto de carne como de huevo. Si bien no se puede obviar el impacto que significó el ingreso de la enfermedad para la industria con consecuencias tanto productivas como comerciales, es importante destacar que fue precisamente gracias a las medidas de bioseguridad que se tomaron que el efecto no fue mayor aún.
Es que la industria siempre ha tenido en su ADN la importancia de proteger la condición sanitaria del país ya que es una de nuestras ventajas competitivas que nos ha permitido desarrollar una industria exportadora de carnes blancas de clase mundial y así llegar con nuestros productos a los mercados más exigentes en el mundo con respecto a calidad e inocuidad.
Y el esfuerzo de la industria ha sido por partida doble. Por una parte, se han maximizado los esfuerzos para apoyar el trabajo de las autoridades y así evitar el ingreso de enfermedades por nuestras fronteras y a través de insumos que puedan venir contaminados. El apoyo a las brigadas caninas, el fortalecimiento de la infraestructura en pasos fronterizos y el soporte con equipamiento a los laboratorios oficiales han sido parte de este esfuerzo por fortalecer nuestras fronteras.
El programa de humedales es otro buen ejemplo, en donde se identificaron más de 167 pequeños productores alrededor de los principales sitios de llegada de aves migratorias entre Arica y la región de O´Higgins, y se les apoya con alimento, asistencia técnica y equipamiento de manera de evitar que sus aves de corral entren en contacto con las aves migratorias. Es destacable que en estos seis meses en que la Influenza Aviar ha estado presente en nuestro país, ninguno ha visto contagiados a sus animales.
Por la otra parte, en estos años se han fortalecido las medidas de cuidado también en nuestras granjas: capacitaciones, inversión en infraestructura, mejores prácticas, en fin, una serie de medidas para reforzar la bioseguridad de nuestras instalaciones, pero más importante aún, crear una cultura de bioseguridad en nuestras empresas y en las comunidades alrededor de estas.
Porque este es el gran desafío hacia adelante: que se establezca una cultura de bioseguridad no solo entre quienes formamos parte de la industria, sino que en todo el país. Chile es un país productor y exportador de alimentos de clase mundial y para mantenernos en ese nivel necesitamos del esfuerzo de todos.
El Ministerio de Agricultura ha dado un paso importante publicando una nueva normativa que establece la necesidad de contar con medidas de bioseguridad ya no solo en producción comercial, sino que una que aplique a todos los tenedores de animales. Quienes tenemos a cargo animales de crianza, recreativos o de compañía debemos ser los primeros en proteger la salud y sanidad de ellos, y las medidas de bioseguridad son sin lugar a dudas la principal herramienta para esto.
La Organización Mundial para la Sanidad Animal (OMSA) se reunió en mayo recién pasado en París y dedicó dos días enteros para hablar de Influenza Aviar. Su principal conclusión fue que la mejor forma de proteger la producción avícola mundial, que no solo es la principal fuente de proteína para la población, sino que es la principal fuente de ingresos para las familias en países subdesarrollados, es precisamente el fortalecimiento de las medidas de bioseguridad para evitar que la enfermedad siga avanzando y poniendo en riesgo la seguridad alimentaria y el desarrollo social en tantas partes de nuestro planeta.
Así que como se puede ver, la “Bioseguridad” tiene que seguir siendo trending topic en el futuro…