La actividad buscó conocer de cerca el trabajo de la industria productora de carne de cerdo, específicamente de la empresa AASA y su esfuerzo para disminuir la huella de carbono, quienes gracias a biodigestores que generan energía renovable, han reemplazado en un 100% el petróleo de la caldera de la fábrica de alimentos.
Hasta las instalaciones del Plantel Campesino de Agrícola AASA y AASA Energía, ubicados en la localidad de Mallarauco, comuna de Melipilla, llegó la delegada presidencial provincial de Melipilla, Sandra Saavedra, en compañía de los Seremis de Agricultura, Nathalie Joignant; Energía, Iván Morán; y Economía, Cristián Rodríguez, con el objetivo de conocer la alternativa ecológica para la gestión de residuos de empresa Agrícola AASA, la cual genera energía renovable a partir de purines de cerdo, iniciativa que buscan sea replicada por otras empresas en el territorio.
La delegada provincial de Melipilla, Sandra Saavedra, precisó que se trató de un recorrido con el objetivo de conocer la experiencia de la empresa en materia de economía circular, gracias a la implementación de un biodigestor que genera procesos más sustentables y sostenibles. “Es una visita al biodigestor de agrícola ASSA, la cual cuenta con un proceso circular para la elaboración de sus productos. Creo esta es una forma muy importante de producción, sobre todo en el contexto que estamos de mayor cuidado del medio ambiente, de economía circular, en un escenario donde existe alza en los precios de los combustibles y fertilizantes, y este proyecto entrega una solución bastante integral a esas problemáticas”, detallando que se busca “difundir, mostrar e implementar nuevas alternativas pensadas en la asociatividad de lo público y privado, para transferir esta tecnología e innovación a los distintos productores”.
Hoy, el 80% de los purines generados en el sector porcino diariamente, pasa por sistemas avanzados de tratamiento, como plantas de lodos activados, biodigestores y lombrifiltros. Lo anterior, permite recircular las aguas para limpieza de los pabellones y con ello disminuir en un 26% la extracción de agua fresca que anualmente utiliza el sector. La fracción sólida remanente de estos procesos, tanto del sector avícola como porcino, es estabilizada y utilizada para mejorar los suelos agrícolas. Esto es altamente positivo pues permite la recuperación de macro y micronutrientes como nitrógeno, fósforo y potasio entre otros elementos. En total se abonan en Chile cerca de 5 mil hectáreas al año de diversos cultivos.
El Seremi de Energía, Iván Morán, destacó la iniciativa de innovación de la empresa con tecnologías que apuntan a mejorar los procesos que contribuyen a una producción más sostenible. “Estamos contentos de conocer esta experiencia, que aprovecha los desechos de la producción de los cerdos, los que reprocesa generando una biomasa de la cual obtienen biogás, combustible con el cual pueden generar energía eléctrica para autoconsumo, y también para inyectar a la red. Lo importante de esto, es que es un modelo ecológico, que aprovecha los residuos para generar otro bien, en este caso la electricidad, modelo que debe ser replicado. La idea de hoy es conocer cómo funciona, sus beneficios, y también promoverlo”.
En la actualidad, 25% de la producción porcina utiliza biodigestores como sistemas de tratamiento, generándose el equivalente a 7,6 mega watt de energía renovable al día, gran parte de esta energía se utiliza en los propios procesos productivos, calefaccionando maternidades o en la peletización de los alimentos, entre otros. Además, hoy se está inyectando 1 MW al sistema interconectado central (SIC), lo cuál sirve para entregar energía a unas 1.100 casas aproximadamente.
El Seremi de Economía, Cristián Rodríguez, detalló que se trató de una grata visita, “al ver cómo la tecnología que han incorporado a todos sus procesos han logrado constituir lo que se denomina una economía circular, utilizando tecnología que está al alcance, que ha sido apoyada por el Estado inicialmente, logrando tener un proceso virtuoso, pero que además tiene un foco mirado a la comunidad, y cómo también se beneficia de todo esto”, indicando que este tipo de proyectos generan “externalidades positivas en materia de medio ambiente, generando riqueza y empleo en la zona”.
Por su parte, Alejandro Gebauer, responsable del departamento de gestión y proyectos de AASA, detalló que la empresa actualmente cuenta con cuatro biodigestores, de los cuales se obtiene biogás, que permite la generación de energía eléctrica; y bio-fertilizante para fertilizar y mejorar los suelos, esta última iniciativa de la que además se benefician los agricultores del sector. “Este ha sido un trabajo bastante arduo y largo. Ha sido una buena experiencia, y tras años de trabajo, hemos logrado generar energía, materializar esto en biodigestato para los agricultores de la zona, lográndose positivas externalidades. Logramos un aporte estatal de parte de la Agencia Chilena de Eficiencia Energética, que nos permitió dar un empujón a la inversión, donde la dirección de la empresa tuvo claridad de invertir y poder desarrollar este proyecto”, indicó.
Finalmente, Daniela Álvarez, Gerente de Sostenibilidad de ChileCarne, resaltó la importancia de visualizar experiencias de éxito de la industria porcina en cuanto a economía circular. “Estamos muy contentos de que las autoridades de nuestro país puedan conocer lo que hacemos desde hace ya muchos años como industria, de modo que podamos trabajar en conjunto para replicare este tipo de proyectos y desarrollar las tareas que aún pudiesen estar pendientes. Para nosotros es muy importante mostrar lo que hacemos en materia de sustentabilidad, incorporando nuevas tecnologías que permiten desarrollar una producción de cerdos sustentable, con una economía circular donde todos los recursos son aprovechados y que logra reducir el consumo de agua y ser más eficientes en el uso de la energía”, concluyó.
AASA Energía nació el año 2016, siendo distinguida mediante el programa Huella Chile, a través del sello “Cuantificación” por su esfuerzo en el cumplimiento de cuantificación y/o disminución de su huella de carbono en los últimos años, gracias a la reducción de las emisiones de olores molestos y de gases de efecto invernadero que se generaban en las antiguas lagunas de almacenaje de purines, lo que es un importante beneficio a las comunidades aledañas.