En la búsqueda de soluciones frente a los desafíos del cambio climático, la incorporación de áreas verdes urbanas sostenibles emerge como una propuesta vital. Estos espacios no sólo embellecen las ciudades, sino que también brindan múltiples beneficios ecosistémicos, como la reducción de la temperatura y la mejora de la biodiversidad.
Con el propósito de ahondar en la trascendencia de estos espacios conversamos con Alejandra Vargas, Ingeniero Agrónomo y MSc. del Programa de Manejo de Áreas Verdes Urbanas de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal UC, quien junto a Nicolás Allamand publicaron el paper “Áreas verdes urbanas y sostenibilidad: un desafío pendiente”.
La agroindustria, siendo uno de los pilares fundamentales en cualquier economía, tiene el potencial de desempeñar un papel crucial en este proceso de urbanización sostenible. Al implementar prácticas ecológicamente amigables y apoyar la creación de corredores verdes, la industria puede ser un puente entre lo rural y lo urbano, conectando paisajes y mejorando la calidad de vida de la comunidad.
– ¿Cómo definirías el concepto de «áreas verdes urbanas sostenibles»?
En nuestra investigación, desarrollamos una definición que busca establecer los criterios básicos para determinar la sustentabilidad de un área verde. Observamos que, en algunos casos, se consideraba que una zona verde era sustentable únicamente si reducía el consumo de agua o disminuía la cantidad de mano de obra necesaria para su mantenimiento. Sin embargo, creíamos que la sustentabilidad abarcaba mucho más que estos aspectos.
Por lo tanto, basamos nuestra definición en los tres pilares fundamentales de la sustentabilidad: el social, el económico y el ambiental. Consideramos que un «área verde sostenible» debe aportar beneficios en estos tres ámbitos.
Desde la perspectiva ambiental, consideramos que la reducción de la temperatura y la promoción de la biodiversidad son aspectos cruciales. Un área verde sostenible debe ser biodiversa, contribuir a la disminución de la temperatura y utilizar eficientemente los recursos disponibles. Esto es especialmente relevante en regiones como el área central de Chile, donde la gestión eficiente del agua y de la mano de obra son temas de vital importancia.
En el ámbito económico, la viabilidad es esencial. Un área verde sostenible debe ser asequible y gestionable por parte de las autoridades municipales. Aquí, surge el dilema cuando se plantea la reducción de los costos laborales, una tendencia global. Sin embargo, en el contexto específico de Chile, las áreas verdes representan una valiosa fuente de empleo, especialmente para personas no calificadas que pueden no tener acceso a otras oportunidades laborales. Por lo tanto, la mano de obra también puede verse desde una perspectiva social, como una importante fuente de empleo en nuestro país.
Desde el punto de vista social, un «área verde sostenible» no debe limitarse a ser simplemente un lugar de observación desde un automóvil. Debe ser un espacio utilizable donde la comunidad pueda interactuar y disfrutar.
– ¿Cuáles consideras que son las condiciones esenciales para que un área verde contribuya al desarrollo sostenible?
En primer lugar, es crucial que el diseño de un área verde esté orientado a reducir la temperatura ambiente. Debe ser concebido de manera que cumpla con esta función fundamental.
En segundo lugar, la diversidad biológica es esencial, y se deben incluir preferentemente especies nativas. Aunque no necesariamente todas las especies deben ser nativas, es importante contar con una presencia significativa de estas, ya que es la única manera de establecer una conexión efectiva con el entorno natural.
En tercer lugar, el área verde debe estar diseñada de manera que permita su uso y disfrute por parte de la comunidad. Debe ser un espacio accesible y atractivo para las personas.
Por último, tanto la creación como el mantenimiento del área verde deben ser económicamente viables. Es decir, no debe representar una carga financiera insostenible para quienes la gestionan. Esto implica que el diseño también debe ser eficiente en términos de costos, de modo que su establecimiento y mantenimiento sean razonables y no excesivamente onerosos.
– ¿Puedes mencionarnos algunos ejemplos de proyectos internacionales que se destaquen por basar sus objetivos y métricas en las condiciones de sostenibilidad?
En Nueva York, específicamente en Brooklyn, existe un parque extraordinario que ha recibido numerosos premios y forma parte de la iniciativa «The Green Way», una red de infraestructura verde que se extiende por Brooklyn. Este parque, conocido como «The Brooklyn Bridge Park», se encuentra en una ubicación donde la costa estaba experimentando erosión y pérdida de suelo. Para abordar esta situación, se implementaron estrategias sostenibles que se mantienen bajo constante evaluación.
Este parque ha sido galardonado en múltiples ocasiones y destaca por su diseño paisajístico excepcional, donde la funcionalidad ambiental y la estética se cuidan minuciosamente. Además, se han desarrollado sistemas para proteger el borde costero y evitar la pérdida de tierra. El aumento de la biodiversidad se llevó a cabo de manera científicamente fundamentada, mediante la reintroducción de especies específicas que habían desaparecido en la zona, basándose en estudios exhaustivos.
El parque también se ha centrado en la reducción de la temperatura ambiente, utilizando pastizales en áreas elevadas. Asimismo, se ha concebido como un espacio de uso diverso, proporcionando áreas para el paseo, la recreación de adultos mayores y personas con movilidad reducida. Este modelo sostenible se destaca por abordar los tres pilares de la sustentabilidad y ha cosechado numerosos reconocimientos.
En Sheffield, Reino Unido, donde actualmente resido, se ha llevado a cabo un proyecto llamado «Grey To Green», liderado por profesores de la facultad donde trabajo. Este proyecto transformó una zona de oficinas con enfoque industrial. Se retiraron los pavimentos y se crearon sistemas de áreas verdes con el propósito de prevenir inundaciones. Esta área solía inundarse debido a que el suelo estaba completamente sellado. Los jardines construidos en esta zona funcionan como receptores de agua y cuentan con una diversidad notable de especies. El agua se infiltra en estos jardines, y además, se ha revitalizado un canal que estaba en declive, recuperando su caudal original. Esta área verde es rica en especies vegetales diversas y ofrece una amplia gama de servicios ecosistémicos, contribuyendo así a la sustentabilidad local.
Este lugar ha atraído a una cantidad significativa de polinizadores, especialmente abejas, lo que ha llevado a la celebración de un evento conocido como «La Feria del Polen». Este festival destaca la importancia de haber atraído a estos polinizadores. El proyecto «Grey To Green» ha recibido numerosos premios en la Unión Europea, reconocimiento a su enfoque innovador y sus contribuciones a la sustentabilidad ambiental y urbana.
– ¿Qué lecciones se pueden extraer de estos proyectos para ser aplicadas en el contexto chileno?
En primer lugar, es esencial aplicar ciencia en la planificación de áreas verdes. No se trata simplemente de elegir plantas estéticamente agradables; debemos comprender en profundidad las plantas, cuáles son las más apropiadas y los efectos que producen en el entorno. La aplicación de conocimientos científicos es fundamental y debe orientarse hacia la creación de paisajes multifuncionales. No podemos considerar un área verde como sostenible solo porque ahorra agua; existen muchas otras funciones que deben perseguirse para lograr que sea verdaderamente «sostenible». Esto implica un enfoque de estudio, diseño y búsqueda activa de multifuncionalidad.
En resumen, debemos abordar los proyectos de áreas verdes con mayor rigor y pensamiento estratégico. La búsqueda de multifuncionalidad no necesariamente implica un gasto adicional, se trata de optimizar los beneficios en el lugar donde se desarrolla el proyecto, maximizando su impacto positivo en la comunidad y el entorno.
– ¿Qué iniciativas chilenas te parecen destacables en cuanto a la promoción de la sostenibilidad en áreas verdes urbanas?
Considero que existen algunas pequeñas iniciativas en lugares como Vitacura y Providencia que abordan la plantación de especies herbáceas desde una perspectiva de sustentabilidad. Sin embargo, estas iniciativas resultan insuficientes en ciertos aspectos. Por ejemplo, si bien atraen a polinizadores y reducen el consumo de agua, carecen de áreas de sombra y uso social del espacio . Estamos avanzando en la dirección correcta al valorar la conservación del agua y la promoción de la biodiversidad, como mencionamos en nuestro estudio, pero aún queda mucho por hacer en términos de proporcionar espacios que sean funcionalmente útiles y abarquen todos los aspectos de la sustentabilidad.
Siendo crítica, hasta el momento no he encontrado ningún proyecto que pueda considerarse como un modelo completo de sustentabilidad que abarque todos los aspectos. En realidad, creo que debemos buscar e identificar iniciativas prometedoras, aprender de ellas y trabajar en conjunto para desarrollar un modelo integral que aún no existe.
Por otro lado, considero que algunos modelos actuales son erróneos, como la sustitución de la cubierta vegetal por piedras, césped sintético o hormigón, simplemente para reducir el consumo de agua. Este enfoque es fundamentalmente equivocado, ya que, de hecho, estos cambios aumentan la temperatura y reducen la biodiversidad, y van en contra de las verdaderas características de la sustentabilidad.
– ¿Qué lineamientos y estrategias recomendarías para el desarrollo de políticas y directrices enfocadas en las áreas verdes y la sostenibilidad?
Creo que las políticas públicas deben estar centradas en el proceso de reverdecer la ciudad de manera sostenible y en la creación de una red conectada de áreas verdes. Hasta este punto, el rol de la política pública debería consistir en fomentar la construcción sustentable y la interconexión de espacios verdes urbanos. Esto implica la promoción de redes de áreas verdes que estén conectadas y en constante crecimiento. Sin embargo, la ejecución detallada de cómo se lleva a cabo la construcción de estas áreas verdes ya no debería ser responsabilidad de la política pública.
En mi opinión, la clave está en buscar la interconexión de áreas verdes, ya que esta característica es fundamental para la sustentabilidad. No debemos limitarnos a crear parches aislados, sino más bien trabajar en la formación de una red conectada, ya que los beneficios ambientales y sociales son mucho mayores cuando se amplía esta red de vegetación. Además, debemos buscar modelos de áreas verdes sustentables.
La política pública puede influir en estos aspectos al promover la interconexión de áreas verdes y establecer directrices generales. Sin embargo, a nivel de ejecución, esto recae en gran medida en los municipios, que deben buscar estrategias de diseño sustentable que vayan más allá de la simple selección de especies. Estas estrategias deben adaptarse a las características específicas de cada lugar, ya sea que estén ubicados en una ladera de cerro, en un terreno plano o cerca de fuentes de contaminación. La política pública puede brindar un impulso inicial, pero la ejecución detallada depende de los ejecutores locales.
En última instancia, considero que la política pública debe enfocarse en promover la conectividad y en considerar la ciudad como un todo integrado. No puede limitarse a permitir que cada municipio tome decisiones independientes sin una visión conjunta. Necesitamos estrategias a nivel regional y de ciudad que fomenten la interconexión de proyectos y que aborden los desafíos urbanos de manera integral, en lugar de permitir que cada entidad local actúe de manera aislada y descoordinada.
– Desde un la mirada de la industria, ¿qué iniciativas podrían liderar las empresas para promover áreas urbanas sostenibles?
Una estrategia que ha demostrado ser altamente efectiva y que algunas viñas ya han implementado con éxito es la creación de corredores biológicos. Un ejemplo destacado es la Viña Maquis, que transformó un canal de agua en un corredor verde con especies vegetales ornamentales diseñadas para atraer a más polinizadores. La esencia de estos corredores ecológicos es conectar ambientes naturales. En este caso, la viña Maquis tomó la iniciativa de contribuir a la biodiversidad en su propia producción, una medida que contrasta con la tendencia en la industria agrícola de monocultivos. Los corredores verdes que implementaron resultaron ser una valiosa adición.
Considero que esta práctica tiene un potencial significativo que la industria de alimentos puede aprovechar. Se lleva a cabo en gran medida en Estados Unidos y Europa. Por ejemplo, en Francia, las viñas crean corredores florales y utilizan cubiertas vegetales debajo de las vides para fomentar la presencia de insectos beneficiosos y promover el control biológico de plagas. Esto representa una oportunidad relevante para la industria agrícola, donde podrían contribuir a aumentar la biodiversidad y adoptar enfoques más sostenibles en su producción.
– En tu opinión, ¿cómo podría impactar positivamente un área verde sostenible en el desarrollo empresarial?
La implementación de áreas verdes conlleva una serie de beneficios significativos en distintos aspectos. En términos sociales, estas iniciativas mejoran la calidad de vida de los trabajadores, ya que proporcionan espacios atractivos para descansar, almorzar y realizar actividades sociales, promoviendo así un entorno laboral más agradable y propicio para la interacción.
Desde una perspectiva ambiental, el aumento de la biodiversidad y la presencia de insectos beneficiosos generan dinámicas naturales de control de plagas. Esto contribuye a restaurar el equilibrio en los ecosistemas, contrarrestando los efectos negativos de los monocultivos y promoviendo la salud de los suelos y la estabilidad de las poblaciones de organismos.
En términos económicos, estas iniciativas también tienen un impacto positivo al mejorar la calidad del suelo y contribuir a la estabilidad de las poblaciones, lo que puede resultar en un aumento de la productividad a largo plazo. Además, la presencia de áreas verdes favorece la polinización, un aspecto crucial para la producción de frutas y otros cultivos. La regulación de la temperatura a través de franjas de vegetación también es fundamental para mitigar el efecto de islas de calor en entornos urbanos.
El mensaje para la industria es claro: contribuir a la creación de paisajes diversos y corredores verdes no solo mejora la calidad ecológica de sus terrenos, sino que también brinda un beneficio significativo a sus empleados y al medio ambiente en general. No se trata de un gasto, sino de una inversión en el futuro, en la sostenibilidad y en el bienestar tanto de las personas como del ecosistema en el que operan.
– Desde una mirada exclusiva para paliar la crisis hídrica, ¿cómo ayuda un área verde sostenible en esta materia?
La vegetación desempeña un papel fundamental en la humedad del ambiente, y cuando enfrentamos sequías, la respuesta más efectiva no es eliminar la vegetación, sino promover su uso. Un error común es pensar que la sequía se combate secando más o reduciendo la vegetación, cuando en realidad, esto puede agravar el problema. Un ejemplo claro de esto se observa en África, donde la deforestación ha contribuido al aumento de la sequía, y la solución ha sido revertir esta tendencia mediante la reforestación, no eliminando más vegetación.
Si me preguntas qué debería incluir una estrategia pública para abordar la crisis del agua, mi respuesta sería incentivar a la población a no malgastar el agua, evitando acciones como ducharse durante largos períodos, desperdiciar agua en lavar utensilios o ropa, etc. Siempre que se utilice agua, debe hacerse de manera consciente y priorizar el uso enfocado a mantener áreas verdes y plantas. No comparto qué en ocasiones se opta por reducir el riego como la primera medida de ahorro de agua. En mi opinión, el ahorro de agua debe comenzar por evitar su malgasto.
Es importante elegir especies vegetales que requieran menos agua, lo cual es una decisión adecuada. Sin embargo, lo que no considero apropiado es la reducción de la vegetación en sí. La vegetación desempeña un papel esencial en la lucha contra la sequía y la preservación de los ecosistemas, por lo que debemos enfocarnos en estrategias que promuevan un uso más eficiente del agua y la conservación de la vegetación existente.