Los recién publicados informes de la entidad financiera sobre el mercado global de proteínas animales anticipan que la carne de pollo liderará el crecimiento con un aumento de hasta el 3%, mientras que el cerdo mostrará una leve recuperación del 0,1% debido al complejo escenario mundial.

Los informes recientes de Rabobank, referentes clave en el análisis del comercio de proteínas animales en el mundo, ofrecen una visión detallada sobre las perspectivas de las carnes de cerdo y pollo para 2025, resaltando tanto las oportunidades como los desafíos que enfrentan estos sectores.

Según las proyecciones, el pollo continuará destacándose como la proteína animal con mayor dinamismo, impulsada por un crecimiento estimado del 2,5% al 3%. Este avance está respaldado por la asequibilidad de esta carne, un factor crítico en un contexto de presiones económicas globales que limitan el poder adquisitivo de los consumidores.

El sector avícola también se beneficia de la creciente preferencia de los consumidores por proteínas con menor impacto ambiental. En los mercados desarrollados, donde las demandas de sostenibilidad están ganando protagonismo, el pollo ha ganado terreno frente a otras opciones debido a su menor huella de carbono. Por otro lado, en mercados emergentes como el sudeste asiático, América Latina, Oriente Medio y África, la demanda se ve impulsada por factores como el crecimiento poblacional, el aumento de los ingresos disponibles y el cambio en los patrones de consumo hacia alimentos más accesibles.

Rabobank detalla que, aunque el pollo mantiene un sólido impulso de crecimiento, la influenza aviar sigue siendo un desafío importante para la industria. Esta enfermedad ha tenido un impacto significativo en la producción de varias regiones, limitando la disponibilidad global y generando disrupciones en los flujos comerciales. Europa y América del Norte, aunque líderes en producción y exportación, enfrentan restricciones derivadas de estos factores, lo que podría moderar el crecimiento previsto. A pesar de estas dificultades, los costos operativos en la industria avícola se prevén relativamente estables gracias a la abundante oferta de insumos clave como el maíz y la soya en América del Norte y Brasil.

En cuanto a la industria porcina, el panorama es más moderado. Tras años de contracción debido a la peste porcina africana, se espera que 2025 marque una leve recuperación con un crecimiento global del 0,1%. Este incremento, aunque modesto, representa un avance importante para un sector que aún enfrenta desafíos estructurales y sanitarios. China, el mayor productor y consumidor mundial de carne de cerdo, liderará esta recuperación tras un desempeño negativo en 2024. Este repunte en el país oriental contrasta con las contracciones esperadas en países como Brasil, donde se proyecta una disminución del 1% en la producción debido a factores económicos y geopolíticos.

Las tensiones comerciales y las políticas gubernamentales están remodelando el comercio exterior de proteínas animales, según Rabobank. El aumento de medidas proteccionistas, como aranceles y restricciones al comercio, añade volatilidad a los mercados y puede limitar el acceso a ciertos destinos clave. Aunque las presiones inflacionarias han disminuido, el panorama sigue siendo incierto, y cualquier cambio en las políticas podría afectar tanto la demanda como la competitividad de las exportaciones.

Otro aspecto destacado en los informes es el papel crucial de la bioseguridad y la sostenibilidad en ambos sectores. La industria avícola ha avanzado significativamente en la gestión de riesgos sanitarios, adoptando tecnologías de punta como inteligencia artificial, vacunas mejoradas y genética avanzada. Estas herramientas son fundamentales para mitigar los efectos de la influenza aviar y garantizar la estabilidad de la producción.

En el caso del sector de las carnes de cerdo, la peste porcina africana sigue siendo una preocupación constante, y los productores están invirtiendo en soluciones tecnológicas para reducir su impacto y prevenir futuros brotes.

Desde la perspectiva de sostenibilidad, ambas industrias enfrentan crecientes presiones regulatorias y de los consumidores para reducir su huella ambiental. En el caso del pollo, el menor impacto ambiental en comparación con otras proteínas representa una ventaja competitiva, especialmente en mercados desarrollados donde estas consideraciones son prioritarias. Sin embargo, cumplir con estas expectativas requiere inversiones significativas en tecnologías emergentes, sistemas de trazabilidad y prácticas agrícolas sostenibles, lo que incrementa los costos operativos y la complejidad para los exportadores.

En el horizonte de 2025, el equilibrio entre sostenibilidad, competitividad y adaptación a los cambios geopolíticos será esencial para mantener el impulso positivo de ambas industrias en el mundo entero. El comercio global de proteínas animales, aunque enfrenta desafíos, sigue siendo un motor clave de las economías exportadoras, destacando la importancia de estrategias innovadoras y resilientes para enfrentar los retos del futuro.

Revisa los informes de carne de cerdo y aves de Rabobank.