La vertiginosa transformación de las características que definen a los consumidores de hoy, así como de sus preferencias, han generado que las empresas de diversas industrias deban adaptarse. El gran sector de los alimentos no ha quedado ajeno a los enormes cambios que se han ido situando y ha debido implementar estrategias que ayuden a anticipar los cambios en el mercado de manera ágil, incorporando su conocimiento sobre el consumidor a los procesos de toma de decisiones y siendo flexibles para adaptarse a distintos escenarios como el que estamos viviendo desde inicios de 2020. Uno de los elementos de valor que ha enriquecido la mirada de la industria, ha sido la incorporación de mujeres tanto a cargos de alta responsabilidad, como en otras relevantes labores. Así, la búsqueda de presencia equitativa de mujeres y hombres en distintos roles, ha contribuido decisiva y estructuralmente en el quehacer diario de labores de producción, administración, logística y otras, permitiendo que los espacios laborales sean mucho más competitivos y productivos y además, promoviendo una cultura de corresponsabilidad.
La industria de las carnes blancas no ha sido la excepción y en entrevista con ChileCarne, nueve mujeres nos cuentan cómo ha sido su experiencia, sus logros y qué ha significado para ellas romper paradigmas y trabajar en un rubro marcado durante décadas por una fuerte presencia masculina.
Maxagro: una empresa que facilita el crecimiento y el desarrollo de la mujer
Elizabeth Ellmen, gerente de Sustentabilidad de Maxagro llegó a la empresa en 2014 cuando tenía seis meses de embarazo. Ahí pudo ver desde el principio que la empresa mostraba una preocupación legítima por reconocer e impulsar el trabajo y el desarrollo de las mujeres en la compañía. “Eso me hizo sentir muy bien acogida, porque no solo es una situación inusual en Chile, sino que se daba en un rubro muy marcado por la presencia masculina”, sostuvo.
Cuenta que antes de llegar a Maxagro había trabajado en entornos masculinos, y su experiencia había sido positiva. Además, reveló que la clave está en la formación y la capacidad de adaptación a equipos diversos y con distintos enfoques para lograr un trabajo más enriquecedor. “En mi caso, como entré a un cargo nuevo, he tenido la oportunidad de innovar, de darle mi propio sello al trabajo del área en la que me desenvuelvo. En Maxagro es posible pensar en cosas nuevas e implementarlas, eso me otorga un espacio muy interesante de crecimiento”, acotó.
Sobre su rol en la empresa, afirmó que la gerencia de sustentabilidad se hace cargo de aspectos fundamentales para la trascendencia de la empresa en el tiempo. “En Maxagro vemos la sustentabilidad como lograr una armonía entre los aspectos económicos, sociales y ambientales y al mismo tiempo, contribuir a una industria saludable, consciente y proactiva con respecto a las preocupaciones que surgen en la medida que vamos avanzando como país”.
Con respecto a las acciones concretas que Maxagro da hoy para el desarrollo de las mujeres, Elizabeth se refirió a las múltiples oportunidades que la empresa brinda a los colaboradores de sus diferentes áreas, lo que permite dejar atrás la idea de que la compañía está inserta en un rubro 100% masculino. “Por ejemplo, cada vez vemos más mujeres en las maternidades de las agrícolas y en áreas productivas de la planta faenadora. Y esto tiene que ver con que son un aporte en estos y otros ámbitos proporcionando prolijidad, compromiso y empatía”,dijo.
Por su parte, Marisol Mena, lleva 13 años en la compañía en el área Comercio Exterior que depende del área Comercial. Señaló que ha sido una experiencia extraordinaria, que ha podido desarollarse exponencialmente y que ser parte de ese crecimiento le enorgullece mucho. En lo personal, comenta que no ha sido una complicación en lo absoluto desempeñarse en una industria donde la mayoría de los trabajadores son hombres, “sólo me enfoco en trabajar de manera profesional”, dice. Asimismo, “tener contacto con el mundo exterior es impagable. Llegas a todo el mundo a través de esta industria. Somos una empresa certificada en BRC, ISO, HACCP, lo que te abre un mundo de posibilidades donde poder llegar con este producto. Conocer gente, sus culturas, hablar otro idioma, es sencillamente fascinante”, aseguró.
Enfatizó: “Maxagro es una empresa exportadora y por eso creo que la contribución del equipo Comex es fundamental. Hay que tener una coordinación precisa con la logística, manejar mucha información, regular con precisión los tiempos y lograr dar plena satisfacción a los clientes. Comercio exterior es sinónimo de servicio, no tan sólo para los clientes sino que también para las otras áreas de la compañía. Si como área damos un buen servicio y los clientes están satisfechos, querrán seguir siendo clientes nuestros. Sin embargo, estoy convencida de que no se trata de áreas en forma individual, sino de entenderlo como que somos una sola empresa y así logramos entre todos el objetivo final que es seguir estando vigentes en el mercado y seguir creciendo, independientemente de si somos hombres o mujeres; tratarnos con respeto”.
Agrosuper: generando oportunidades para nuevas líderes en el sector de alimentos
En Agrosuper, las mujeres han ido ganando terreno en distintos cargos. Un ejemplo concreto es el de Camila Campos, quien fue la primera mujer en la empresa en asumir una subgerencia en una planta industrial. Un gran logro no sólo por el hecho de ser mujer sino por su edad. A los 28 años ya estaba asumiendo una jefatura en el área de producción y posteriormente, en enero de 2020, asumió la función que ostenta hoy. A su cargo tiene un equipo de 750 trabajadores a nivel operario, 850 aproximadamente en la totalidad de la planta, situación que la hace sentirse muy orgullosa de sus logros y de su corta y ascendente carrera. Asimismo, se siente muy comprometida y conforme con las oportunidades que Agrosuper le ha brindado en estos años. De profesión ingeniería civil química, sus inicios laborales los vivenció en la industria de la minería, “un sector altamente machista”, según dijo, pero que sin embargo le generó grandes aprendizajes y la ayudó a convertirse en la profesional que es hoy, recalcó.
“Cuando ingresé a Agrosuper, había pocas mujeres. Mi experiencia laboral anterior me ayudó en el manejo con las personas, inculcar el respeto mutuo, tener la capacidad y la valentía de pararme y que me vieran fuerte y capaz por mi cargo y mis capacidades más que por ser mujer propiamente tal”, relató. Destacó que en la empresa son equitativos con hombres y mujeres y eso para ella es muy gratificante “porque te entrega la oportunidad de poder mostrar aptitudes, ganas, empuje y cualidades tanto a nivel profesional como en términos humanos sin que el género sea determinante o decisivo”, dijo. “Una de las cosas que más rescato es que Agrosuper te deja ser y tomar decisiones. Así una aprende a equivocarse, a rectificar e ir asumiendo con el tiempo nuevos desafíos y decisiones de mayor envergadura”.
Según Camila, el clima laboral amigable, de compañerismo y respeto es un valor que está impregnado en el ADN de Agrosuper de manera transversal. “Todos nos saludamos, nos conocemos y, por otra parte, mis colaboradores saben que existe también a la hora de trabajar, una cierta jerarquía que se debe respetar”, dijo. Y recalcó: “Espero que mujeres como yo y todas las que trabajan en la industria sirvan de ejemplo y así se abran espacios y se generen otras miradas. Siempre trato de incluir a mujeres en mi equipo y darles la oportunidad de crecer, al final los resultados y la persona es lo que vale, no el género, ojalá esto lo vayamos replicando con mayor frecuencia en el tiempo”.
Marcia Vilches trabajó un tiempo en Agrosuper, luego emprendió nuevos rumbos y en 2015 retomó su carrera en la empresa en el cargo de supervisora de exportación. “No me dijeron si quería ser supervisora, me dijeron: usted va a ser. Al principio me sentí como un ratón de laboratorio y así, paso a paso, fui aprendiendo”, recordó. Para ella como para muchas que trabajan en la industria de las carnes blancas, su experiencia ha sido sumamente enriquecedora: “Una llega a un lugar con sueños y la primera vez que llegué me llevé más sueños cumplidos de los que esperaba. Creo que independientemente del género, lo que importa es cómo cada uno aborda cada campo laboral. Agrosuper me ha permitido estar con mi familia y realizarme profesionalmente”, afirmó.
Para ella, el respeto es fundamental en cualquier área o en cualquier relación, ya sea personal laboral, más allá de la cantidad de años que una persona lleve trabajando en una empresa. “Yo no llegué a Agrosuper de buenas a primeras ocupando un cargo de supervisor, y las posibilidades tampoco se dieron porque yo las quise y ya, sino porque observaron mi trabajo y en ese sentido, creo no debo haberlo hecho mal, porque sigo acá”, reflexionó con una sonrisa.
Actualmente, Marcia trabaja directamente con ocho supervisores, ella es la única mujer. Comentó que inicialmente sintió muchos nervios, “una a veces no cree en sus capacidades, siempre hay muchas personas que están observando tu trabajo, pero de una depende abrir camino a nuevas mujeres y así ha sido”.
Asimismo, mencionó que los conocimientos técnicos que cada persona posee ayudan mucho en este trabajo, “por ejemplo yo trabajé primero en el área de calidad, esa área fue mi escuela en todo el conocimiento técnico que el cliente requería sobre algunos productos y lo otro, el conocimiento de anatomía del cerdo, eso se va adquiriendo de a poco, con el tiempo. Uno ya conoce cada mercado, cada cliente, la industria crece y se expande y nunca se termina de aprender. Pero sin duda, se logra con preparación”.
Coexca: un lugar en donde se potencian las aptitudes, la retroalimentación y el respeto mutuo
Desde otra vereda, Cristina Herrera relató: “Yo venía de un rubro similar, la industria panadera, en donde hay muchos más hombres que mujeres”. Se reconoce como una trabajadora que se adapta a todo, que es capaz de desempeñarse en distintos puestos y eso a su juicio, la ha ayudado a poder tener movilidad en la empresa y también a ir ascendiendo. Cristina inicialmente estuvo a cargo del casino de la empresa, luego ingresó al plantel de Coexca S.A. y en ese trayecto ha pasado por el cargo de operaria, jefa de línea y supervisora de productos, este último cargo que ostenta actualmente y que hoy le permite liderar un equipo de 28 personas. Con respecto a su trabajo diario, su función es revisar que los productos de ingreso salgan en condiciones óptimas, que no vengan con huesos y cartílagos, entre otros y verificar el color del producto, tomar la temperatura, que el envasado esté en condiciones adecuadas, etc.
“Nosotros también trabajamos con productos congelados, los laminados como les llamamos. Y en esos procesos, debemos verificar que todo esté en orden. Los productos de exportación deben salir sin ningún tipo de problemas”, dijo. Y en ese sentido, “en general, la mayoría de las mujeres tienen esa capacidad de ser minuciosas, prolijas y detallistas, cualidades que se necesitan para producir y elaborar productos de calidad para la exportación”, en su caso principalmente para Japón y Corea del Sur. En sus 11 años en Coexca, Cristina indicó que ha aprendido, se ha podido capacitar y ha integrado muy buenos equipos de trabajo, con quienes ha tenido una rica retroalimentación a lo largo del tiempo. A pesar de su carácter fuerte, como ella misma lo definió, ha sentido que el trato es justo y correcto.
Otro caso interesante es el de Elizabeth Muñoz, ingeniera comercial que comenzó realizando su pre-práctica en Coexca en 2012 en el departamento de Recursos Humanos. Luego en mayo del mismo año, la reclutaron para un proyecto en el departamento de Inventarios, el de Control de gestión. Desde 2020 que Elizabeth está a cargo de la jefatura de Balanceados Coexca, empresa asociada que produce el alimento para el cerdo.
“Inicialmente nunca pensé que estaría tanto tiempo en una empresa, ya casi 9 años, pero lo importante es que no me he quedado en un solo puesto de trabajo, he crecido y me he movido y eso ha sido muy desafiante y motivador. Me he podido capacitar, nos permiten realizar diplomados y cursos con el objetivo de actualizar conocimientos. Considero que una no puede quedarse sólo con lo que aprendió en la universidad, ya sabemos que el mundo va cambiando, por ende el negocio también y en ese sentido es necesario adaptarse a esos cambios”, aseveró.
A su juicio, el aprendizaje es vital en una industria exportadora de primer nivel. “De la relación con otros países, se pueden rescatar muchas cosas; la forma de trabajar que tienen, hay aprendizajes muy positivos”. En cuanto a la industria, dijo: “Hay una cultura organizacional compenetrada y transparente entre todos los actores de la industria; las empresas asociadas y ChileCarne, están todos muy puestos para poder salir adelante como país y como industria del cerdo”, afirmó.
Agregó que la empresa ha ido evolucionando en términos de pensamiento y en su accionar, porque se ha ido potenciando y diversificando la fuente de inteligencia o el aporte de la mujer en la industria de alimentos y de las carnes en particular y eso finalmente siempre va a nutrir cualquier espacio.
AASA: una fuente de oportunidades que propicia el óptimo desarrollo de sus trabajadoras
Joelsi Vásquez, es de nacionalidad venezolana y llegó a AASA hace 4 años y medio cuando recién tenía seis meses de residencia en Chile. Partió y sigue desempeñándose como encargada de gestión agronómica y fertirriego en los criaderos de esta empresa.
Dijo sentirse muy orgullosa. “Al trabajar bajo la gerencia de gestión y proyectos, participo activamente en el desarrollo, puesta en marcha y supervisión continua de proyectos que permiten un buen manejo y disposición de los purines que se generan en los criaderos; los cuales, luego de pasar por un sistema de tratamiento, son entregados a parcelas vecinas a través de nuestros sistemas de riego para ser aplicados a los diferentes cultivos, aprovechándose así el potencial nutricional de los purines como fertilizante; siendo esto un aporte importante para lograr uno de los objetivos que como empresa se tiene: la economía circular”.
Cuando ella decidió estudiar Ingeniería Agronómica estaba consciente de que a nivel laboral estaría inserta en un medio donde predominan los hombres. En un principio, asegura que tuvo temor de que le resultara difícil o incluso imposible lograr ejercer su profesión en terreno como lo hace actualmente, “porque las ofertas laborales para las mujeres en estos cargos son más limitadas. Sin embargo, con el correr del tiempo me di cuenta de lo afortunada que soy de poder trabajar dentro de esta industria que tiene tantas alternativas de crecimiento, capacitación y en donde existen muchas áreas interesantes en las que las mujeres podemos desempeñarnos y destacarnos al mismo nivel que los hombres”.
Joelsi explicó que hoy por hoy, hay mujeres en diferentes áreas, algo que antes no se veía con mucha frecuencia. “Hay mujeres que día a día trabajan dentro de los pabellones directamente con los cerdos, en las áreas administrativa y comercial, en las plantas faenadoras y como es mi caso, en el área de proyectos y medio ambiente. Que la empresa dé la oportunidad de demostrar que tenemos las mismas capacidades nos proporciona el espacio para nuestro óptimo desarrollo”.
Patricia Acevedo, quien también trabaja en la compañía sostuvo que en sus inicios le quedó claro que como mujer debía ser más “matea” y responsable para que fuera tomada en cuenta. “En este rubro al comienzo fue difícil, además en mi juventud partí en plantas donde los operarios eran a la antigua, por lo que me tuve que ganar la credibilidad con conocimientos técnicos, respeto mutuo y paciencia. Con el tiempo, ser mujer pasa a segundo plano, lo relevante es valorar el trabajo de cada integrante del equipo y aportar los conocimientos técnicos y la experiencia adquirida, tanto así, que llega el momento en que eres uno más del equipo”.
De profesión médico veterinaria con especialización en sistemas de aseguramiento de calidad y conocimiento en requisitos legales para exportar alimentos a mercados de gran interés para la industria pecuaria, Patricia lleva trabajando alrededor de 3 años y medio en AASA. Su llegada a la empresa fue por algo meramente puntual: asesorar a la compañía para obtener la habilitación para exportar a China. Hoy ya está contratada.
En cuanto al desafío ante los cambios, dijo: “Uno se debe mantener al día en diversos temas técnicos, en regulaciones nacionales y de los distintos mercados de exportación, nuevas tecnologías, etc. Es un rubro muy dinámico que está permanentemente incorporando mejoras en el proceso y dando constantes exámenes cada vez que nos fiscalizan distintas autoridades sanitarias, y eso se da con bastante frecuencia”.
Destacó que: “cada vez se incorporan más mujeres a la empresa, desde manipuladoras en producción hasta jefaturas. Actualmente en AASA ya somos dos mujeres a nivel de Jefaturas, de RRHH y yo. A nivel de la compañía, también han ingresado colegas en las áreas de producción animal, comercial de exportaciones, entre otras, y todas destacan por sus competencias, aptitudes y compromiso en sus respectivos cargos y con la empresa en general”.
ChileCarne: Una matriz diversa
En la Asociación de Exportadores de Carnes de Chile, ChileCarne también hay ejemplos de mujeres líderes en las diferentes áreas. Una de ellas es Daniela Álvarez, jefa de Sostenibilidad quien lleva 15 años en la empresa, siempre ligada a los temas de Sustentabilidad. Su paso por ChileCarne ha significado una nutritiva e interesante experiencia que le ha permitido conocer el mundo de la producción porcina y de aves, un sector muy trascendente para la economía de Chile, no sólo porque constituye un agente de empleo importante, sino también porque es un sector que ha crecido enormemente en términos de sostenibilidad en los últimos quince años en todas sus operaciones de manera transversal.
Actualmente, su rol es colaborar en la construcción e implementación de una hoja de ruta para las empresas en materia de sostenibilidad, alineada a las metas que se tienen como sector las que nacen de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que son las metas globales que tienen los países a nivel mundial. También, con su equipo, están siempre monitoreando las acciones y buscando el poder comunicar los resultados a los diferentes stakeholders de manera de hacer visible el trabajo que hacen las empresas ligadas al sector de las carnes blancas a nivel nacional.
“La experiencia ha sido muy positiva, el fuerte compromiso por hacer las cosas bien, el reconocimiento, la posibilidad de crecer profesionalmente y el trabajar con un gran equipo de personas, lo cual hace que 15 años hayan pasado volando y siempre existan nuevos y entretenidos desafíos”, sostuvo.
A su modo de ver, analizó que el panorama de quince años hasta ahora ha variado bastante en diferentes ámbitos: “en un inicio en el trabajo había hartos hombres pero en los últimos años eso ha cambiado y he sido testigo del avance de la incorporación de la fuerza laboral femenina en esta área, al punto que en ciertas reuniones y temas, a veces somos más mujeres incluso que hombres. Es un gran aporte a la diversidad, me parece que va en direccion correcta, siempre en la naturaleza los sistemas más diversos son más prolíficos y logran ser más resilientes en el largo plazo”.
Además, consideró que ChileCarne como muchas otras empresas en Chile han tenido la capacidad de flexibilizar y mejorar aspectos ligados a la mujer como la protección de la maternidad, incorporación de la fuerza laboral femenina en trabajos de calidad, movilidad laboral y posibilidad de participar de la toma de decisiones de las empresas. “Desde hace unos años que se viene dando esta tendencia y lo bueno es que existen políticas claras a nivel nacional e internacional que sirven, pues van dando la pauta de cómo actuar y hacia dónde movernos. Por ello, es tan importante que existan marcos de acción de claros para las empresas en todas las materias, incluida la de diversidad de género”, concluyó.